DERECHOS HUMANOS: ACUSADO DE ADMINISTRAR LOS BOTINES DE LOS SECUESTROS
Se trata de Oscar Hermelo, fiscal de Ejecución Penal
Lo denuncian el ex marino Scilingo y organismos de derechos humanos
Ahora la Procuración de Justicia lo investiga, a raíz de una nota publicada por Clarín.
GERARDO YOUNLos vientos de revisionismo han llegado al corazón de la Justicia como en un huracán. La Procuración General de la Nación abrió un expediente administrativo para analizar vida y obra de un fiscal que podría ser destituido porque trabajó en la Escuela de Mecánica de la Armada, durante la última dictadura militar.La única defensa que puede salvar a Oscar Hermelo (48), ahora fiscal de Ejecución Penal de la Capital, es convencer al procurador ante la Corte, Nicolás Becerra, y a los organismos de derechos humanos, que fue un simple empleado administrativo de la ESMA ajeno a los horrores que se vivieron allí, donde, según todas las denuncias, se secuestró, torturó e hizo desaparecer a casi 5.000 personas.De acuerdo con los archivos del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que reúne información de distintos registros de represores y desaparecidos, durante la dictadura trabajó en la ESMA un abogado de apellido Hermelo -su nombre de guerra era Vaca- que estaba encargado, junto con otros, de administrar el botín obtenido por los grupos de tareas en los secuestros.¿Se trata de una gran casualidad o es el mismo Hermelo? Uno de los que sostiene que el fiscal participó en la represión ilegal es el ex capitán arrepentido Adolfo Scilingo, quien relató los asesinatos ejecutados por la Marina en los vuelos que se hicieron para arrojar a personas aún con vida sobre el Río de la Plata.El procurador general Nicolás Becerra se enteró de la acusación de Scilingo por una investigación publicada por Clarín el domingo pasado -en la Segunda Sección- y decidió abrir un sumario administrativo donde analizará su trabajo como fiscal, investigará hasta la ideología de sus dictámenes y le pedirá explicaciones sobre su vida personal y pública.El fiscal Hermelo, atrapado en su pasado, habló con este diario y admitió que trabajó en la ESMA, aunque asegura que lo hizo en la Dirección de Talleres -donde cumplía sus tareas Scilingo-, que nunca vio nada extraño y que sólo se encargaba de liquidar sueldos y pagar impuestos. No sabía lo que pasaba, se excusó.Distintas fuentes confiaron que Hermelo trabajó en la Marina durante varios meses de 1977 gracias a la recomendación de un primo suyo, Ricardo Hermelo, capitán de navío que llegó a ocupar el entorno íntimo del ex jefe de la Armada, almirante Armando Lambruschini.Allí conoció a Scilingo. Se hicieron buenos amigos. Por eso el ex capitán fue elegido para entregarle una condecoración que les daban a los civiles que ayudaban a la Marina, escena que se fotografió y que ahora le puede costar el futuro a Hermelo.En ese momento Hermelo ya era abogado -coincidiendo con los archivos del CELS- y compartía sus tareas en la ESMA con su trabajo en Tribunales, donde ingresó en 1967 iniciando una carrera judicial que nunca interrumpió y en la que volvió a encontrarse con Scilingo hace dos años, cuando él le pidió ayuda para una causa en la que el marino era investigado por una extorsión.Hermelo fue nombrado fiscal de Ejecución Penal, cargo que ocupa ahora, el 5 de octubre de 1994, cuando era ministro de Justicia Rodolfo Barra.Aunque nadie se acuerda de quién lo recomendó, se da por hecho que pudo haber incidido en el nombramiento su padre, Oscar Hermelo -al que llaman el Cosaco-, que fue camarista penal y como juez estuvo a cargo de la masacre de la Puerta 12, cuando el 23 de junio de 1968 murieron 71 personas aplastadas en la cancha de River, luego de un partido de fútbol. Uno de los argumentos del fiscal para negar haber participado en la represión es que la Dirección de Talleres de la ESMA estaba a unos 400 metros del casino de oficiales y del resto de los sectores donde se torturaba a los detenidos, zona aparentemente vedada a los que no pertenecían al grupo de tareas 3.3.2., donde cumplían funciones, entre otros, el ex capitán Jorge Tigre Acosta y Alfredo Astiz.Lo que nunca se supo es la lista certera de quiénes se encargaron de la venta de bienes saqueados en los secuestros, integrantes de la parte logística del grupo de tareas. Aunque se denunciaron a algunos nombres, hasta el día de hoy existe la vaga idea de que abogados y contadores dirigían esa tarea.Si bien es cierto que la aparición de un abogado de apellido Hermelo en las listas de represores no asegura que haya sido él -ya que las listas, en gran parte, fueron confeccionadas por lo que escucharon los detenidos- en la Asociación Madres de Plaza de Mayo dicen que hace tiempo que lo tienen en la mira, buscando algún dato que confirme sus presunciones.Además del primo marino que le consiguió el trabajo en la ESMA, el fiscal es nieto del contralmirante Ricardo Hermelo, que estuvo al mando de la Prefectura Naval, fue jefe de la Policía Federal y estuvo acusado, y luego absuelto, de fusilar obreros en la década del 30 como favor a los patrones de algunas empresas.En su círculo íntimo, El flaco -como le dicen- suele contar sus antecedentes familiares y mostrar la tragedia que siempre marcó su vida. En 1972, cuando era pinche de un Juzgado, fue testigo de un fusilamiento que puso entre cuerdas a su jefe, el entonces juez de instrucción Horacio Benini. El juez le había ordenado a Hermelo y a un custodio de apellido Silva que capturaran a un prófugo que habían descubierto trabajando en el subte de Callao y Corrientes. Lo hicieron, pero después, el custodio mató a tiros y por la espalda, al hombre recién capturado. Ese caso originó una investigación que todavía se comenta en los Tribunales y que puso en jaque al juez y al custodio, rozando al fiscal. Al final, todos fueron absueltos.Hermelo ahora tiene su despacho en Diagonal Norte 1750, donde se dedica a evaluar y hacer veredictos sobre el control y libertades de los detenidos de las cárceles federales del país. Vive en Palermo Viejo con su mujer, que es empleada de una Defensoría oficial y asegura estar pagando el crédito de un banco que lo ayudó a comprar su casa. Su futuro, ya se lo dijeron, tambalea ante la Justicia.
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